
Ricardo Salinas Pliego, el multimillonario dueño de Grupo Salinas, lleva más de una década librando una batalla contra el fisco mexicano. Pero el tiempo -y los amparos- se le están agotando. Según datos públicos del SAT, sus empresas (Elektra, TV Azteca y Banco Azteca) acumulan una deuda fiscal de 63 mil millones de pesos, una cifra avalada por el gobierno desde la era de López Obrador y que hoy Claudia Sheinbaum ha convertido en bandera de su cruzada contra la evasión fiscal. A pesar de sus maniobras legales, la llegada de un nuevo Poder Judicial en 2025 podría marcar el punto de inflexión que obligue al magnate a pagar. Y si se resiste, las consecuencias serán inevitables.
La deuda que no se esfuma (por más amparos que presente)
El SAT tiene documentado hasta el último peso: entre 2006 y 2014, Salinas Pliego y sus empresas evadieron impuestos sobre la renta y otros gravámenes. En marzo de 2024, el gobierno hizo público el expediente: 63 mil millones de pesos, equivalente al presupuesto anual de estados enteros como Baja California Sur o Tlaxcala. Sí, ha ganado algunos amparos -como uno en 2024 que lo libró temporalmente de pagar 645 millones-, pero los reveses son cada vez más contundentes. En junio de ese mismo año, un tribunal federal ordenó a Elektra pagar 24 mil millones por ISR, y otro fallo le añadió 2 mil millones más.
Sheinbaum lo ha dicho sin ambages: “Va a tener que pagar, a lo mejor se tarda la justicia, pero siempre llega”. Mientras, Salinas Pliego insiste en su discurso de victimización -acusando al SAT de “extorsión” y prometiendo pagar solo “lo que es correcto”-, una narrativa que se desmorona ante un hecho incontrovertible: el expediente fiscal es público, y las omisiones están probadas. Sus recursos legales no son más que tácticas dilatorias, un intento desesperado por evitar lo que ya es inevitable.
2025: el año en que el Poder Judicial le cierra las puertas
La Reforma Judicial aprobada al final del sexenio de AMLO y respaldada por Sheinbaum cambiará las reglas del juego. A partir de 2025, los jueces y ministros de la SCJN serán electos por votación popular, y se implementarán medidas para frenar el influyentismo que por años ha beneficiado a empresarios como Salinas Pliego. No es especulación: en 2023, el procurador fiscal Félix Arturo Medina Padilla denunció que Elektra y otras empresas del magnate lograron amparos gracias a la complicidad de ministros.
Con un PJ más transparente y menos permeable a presiones, los amparos que antes funcionaban podrían volverse papel mojado. En redes sociales, la opinión es clara: “Se le acabó el circo”. Y aunque los tuits no son sentencias, reflejan lo obvio: el nuevo sistema judicial no tendrá paciencia con evasores.
El precio de la resistencia: embargos, pérdidas y desprestigio
Si Salinas Pliego sigue negándose a pagar, el SAT tiene las herramientas para actuar:
- Embargo de activos: propiedades, negocios e incluso sus acciones en Elektra (donde controla el 80%) podrían ser incautadas.
- Descalabro financiero: su fortuna, ya reducida a 5 mil millones de dólares en 2025, sufriría un golpe severo.
- Daño reputacional irreversible: su imagen, ya manchada por lujos extravagantes en un país con 37.4% de pobreza, caería al nivel de evasor convicto.
Y no hay escapatoria. El argumento de que el SAT violó el “secreto fiscal” se desvaneció cuando se demostró que los datos eran públicos. Tampoco podrá contar con un PJ condescendiente. El mensaje del gobierno es claro: o paga, o asume las consecuencias.
Conclusión: justicia tardía, pero segura
Este no es solo el final de una pelea legal; es una prueba de fuego para el sistema mexicano. Si Salinas Pliego paga, sentará un precedente histórico: ni el dinero ni el poder te eximen de impuestos. Si no lo hace, el Estado tiene la obligación de actuar -aunque eso implique embargar sus empresas.
En un México donde el 1% concentra el 43% de la riqueza, cobrarle a Salinas Pliego no es solo una victoria fiscal: es un paso hacia un país menos desigual. Como dijo Sheinbaum, la justicia puede tardar, pero llega. Y en 2025, parece que por fin le llegó su hora.